Comienza en una suave pendiente que asciende entre pinos y junto al arroyo que cruzamos por un puente dejando la pista que gira a la derecha a unos diez minutos de haber comenzado nuestra senda que no se apartará del cauce. Hasta llegar a esta cascada que se despeña en forma de cola de caballo.
hasta llegar a unos prados medio abandonados por donde pastan las vacas. Desde aquí tenemos dos opciones: regresar por donde hemos venido, o "alargar" la senda haciendola circular y subir a unos 1400 m dejando a nuestra derecha estos prados y siguiendo una pared de piedra que asciende a nuestra izquierda entre los pinos, prácticamente en su límite, ya que a partir de aquí éstos desaparecen.
Desde lo alto se puede igualmente decidir regresar por donde hemos venido o descender hacia el pelado valle de la Aceña por una pista "artificial" que parece dirigirse a una casilla blanca, y una granja de vacas con techumbre metálica y un puente por el que salimos a una ancha pista que circula junto al río de la Aceña por una "pelada" zona. Esta segunda opción, si bien alarga nuestro paseo, no es tan bonita como la que nos llevó a la cima.
Regresamos por Peguerinos, por sus dehesas y seguimos una señal que indicaba hacia el arboretum de manuel Ceballos, en El Escorial, que nos llevó al Monte Abantos desde donde se disfrutan de unas espléndidas vistas.
El descenso del monte Abantos se hace por una tortuosa carretera -por llamarla algo- llena de agujeros por lo que hay que dedicarle su tiempo
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Mª Angeles del Valle
Boadilla del Monte, Mayo de 2010
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